sábado, 30 de abril de 2011

¿Se inflaron las reservas de gas?

Por: Alberto Bonadona Cossio

Las compañías petroleras asociadas, Royal Dutch y Shell, recibieron una sanción por parte de la entidad reguladora de Estados Unidos de 120 millones de dólares por informar en exceso sus reservas entre el 9 de enero y 24 de mayo de 2004. Estas empresas anunciaron una reclasificación de 4.470 millones de barriles de petróleo equivalente por encima de lo que realmente tenían; aproximadamente un 23% de lo que informaron anteriormente como reservas probadas.

Esta operación le permitió al consorcio aumentar el valor de las cotizaciones de sus acciones en el mercado pero también le valió la posterior multa impuesta por el ente regulador. Éste señaló que se imponía la multa en “aras de proteger al público contra la engañosa información financiera” exhibida por las empresas.

De acuerdo a la información del presidente de YPFB, Carlos Villegas, en Bolivia las empresas inflaron las reservas en cerca de 13 TCF de gas que, en barriles equivalentes, son 2.315 millones de barriles, es decir, un poco más de la mitad de la exageración de la Royal Dutch Shell. ¿Quién debe sancionar a las empresas causantes de semejante engaño y por cuántos millones de dólares?

Tolstoi, entre la guerra y la paz

Por: Carlos Antonio Carrasco

En el mundo de las letras se conmemora el centenario de la desaparición de León Tolstoi, con incontables eventos y coloquios de especialistas en el egregio escritor. En París, llamó particularmente la atención el concierto de la Sonata para Kreutzer, de Beethoven, intercalado con la lectura de la comedia que con el mismo título inspiró a Tolstoi para ridiculizar la pasión que despiertan los celos. Un virtuoso violinista y una eximia pianista rusos ejecutaron la lírica en el gran salón de Los Inválidos, cuyos muros de históricas piedras ofrecieron un notable marco romántico.

Luego,  la presentación del drama El poder de las tinieblas que como parte de su prédica moral en su reconversión al cristianismo, Tolstoi redacta basado en aquel hecho real que se ventiló en el juzgado de Tula, en 1880. Ocurrió que un campesino fue condenado a trabajos forzados por una relación incestuosa y por el asesinato de un párvulo nacido de esa unión. Como en Anna Karenina, el adulterio es otra vez tema central de la preocupación moralista del gigante ruso, cuyo propósito didáctico está claramente expresado así: “aquél que mirase con malicia a la mujer ajena, ha cometido ya adulterio en su corazón. Si tu ojo derecho te hace caer en la tentación, arráncatelo y échalo lejos de ti…”. (Mt. 5, 28-29)

Esos actos recordatorios, unidos al lanzamiento de las 1.072 páginas de la primera traducción al francés de la autobiografía de Sofía, la sumisa esposa del escritor, basada en su diario íntimo, se convirtieron en munición letal para exhumar al autor de Resurrección y revelar su vida oculta en el paraíso rural que construyó en su retiro Iasnaia Poliana. Sofía trajo al mundo trece niños, sin contar los abortos, fruto de su unión con el genio cuarentón que, desde sus 18 años, la sometió a ser su musa, su asistente (ella ponía en limpio sus manuscritos), su prisionera, su amante y su alma gemela. No obstante, Lev Nicolaievitch Tolstoi diariamente repetía que la odiaba por inducirlo al pecado de la carne pero, al mismo tiempo, la amaba porque no podía evitar pecar. El martirio de esa mujer inteligente y cultivada llegó al extremo que testimonia en.... (Leer más)

martes, 19 de abril de 2011

Inflación, salario y empleo

Armando Méndez Morales*

El alza sostenida y continua del conjunto de precios de una economía determinada, denominada nivel de precios, se define como la inflación de precios. La caída de la actividad económica o una fuerte desaceleración en su expansión durante un tiempo se califica como recesión económica. Ambos son graves problemas económicos.

La inflación es un mal económico porque distorsiona todo el mecanismo de precios, que es lo medular para el funcionamiento eficiente de una economía de mercado. Los precios permiten la asignación adecuada de los escasos recursos en una economía cualquiera porque informan sobre los grados de escasez de cualquier bien o servicio, así como también sobre las preferencias que tienen todo tipo de demandantes. Cuando los precios suben por efecto de la inflación la gente ya no sabe si esos incrementos son consecuencia de cambios reales en los mercados o consecuencia del alza generalizada de precios. Además, cuando hay inflación no todos los precios suben simultáneamente, unos se anticipan, otros se rezagan, con lo cual se producen distribución de ingresos y de riqueza sin justificativo económico real. Por esto se dice que la inflación distorsiona completamente la estructura de precios, lo que lleva a una asignación ineficiente de los escasos recursos de cualquier economía.

La recesión es otro mal económico porque una economía cualquiera genera una producción menor a la que está capacitada hacerla, lo que lleva al desempleo de la gente, la reducción del consumo y en general a la caída del bienestar económico.

DOS ENFERMEDADES ECONOMICAS

Inflación y recesión son dos enfermedades económicas que afectan a las economías del mundo. En los países desarrollados, el avance de la ciencia económica y de la política económica les permite mantener ambas a raya, son países con baja inflación, poca volátil y con una tasa del dos por ciento promedia anual. En los países subdesarrollados la tasa de inflación es mayor y es volátil. De igual manera, cuando llegan a los países avanzados periodos de recesión son de menor intensidad que en las economías que no lo son. Hoy está avanzando, otra vez, la inflación en todo el mundo.

Cuando estas dos enfermedades económicas se juntan, también se juntan los problemas. A este fenómeno se denomina “stangflacion”. Es la peor combinación.

Por lo general, la inflación es un fenómeno que se presenta en una economía cuando la demanda de bienes y servicios está por encima de la oferta disponible. Y esta situación, por lo general, se presenta porque hay demasiado dinero circulando en una economía, lo que explica por qué hay un aumento de la demanda de bienes y servicios en general. Hoy, en el mundo hay demasiado dinero. En esta situación el alza de los precios no es más que la forma de equilibrar los mercados. Ex -post los mercados siempre se equilibran, la demanda se iguala con la oferta, los mercados se vacían.

Pero también la inflación se produce/se agrava cuando se presentan “shocks de oferta”· Por cualquier razón que sea se pueden generar reducciones en la producción de ciertos bienes y servicios claves para el funcionamiento de la economía, como es el caso de los hidrocarburos, entonces se producen una reducción de la oferta en general, con lo que se produce un incremento de precios o un incremento de la tasa de expansión de los precios. También se produce este fenómeno cuando se produce incrementos salariales que no corresponden a incrementos de productividad de la economía, porque este comportamiento lo que hace es incrementar los costos de producción que tienen que trasladarse a precios. Los mayores salarios se traducen en mayores demandas de bienes de consumo cuando simultáneamente estos en lugar de aumentar disminuyen.

INFLACION DE COSTOS

Cuando la inflación esta siendo alimentado por los “shocks de oferta” se dice que se está frente a una “inflación de costos” que es peor que una “inflación de demanda”, porque cuando está presente la primera siempre viene la recesión económica, caída de la producción y con ello el desempleo.

Una práctica populista muy arraigada en Bolivia y que todos los gobiernos la practican, sean estos diabólicos neoliberales o angelicales socialistas, es la disposición gubernamental para que anualmente se incrementen los salarios, tanto en el sector público como en el privado. Para que la decisión populista tenga su cherry sobre la torta se dispone que estos incrementos favorezcan más a los que menos ganan en detrimento de los que ganan más, con lo que desincentiva el esfuerzo laboral y la preparación para el trabajo. ¿Para que formarse si todos van a ganar igual? Claramente es una medida socialista que los “neoliberales” también la hicieron suya cada año al determinar los aumentos salariales. Esta es también una de las razones por las que Bolivia eternamente viva en inflación.

Cuando los gobiernos deciden políticamente el incremento generalizado de salarios con la ingenua intención de mantener el poder de compra de los salarios y favorecer a los que ganan menos, lo que hacen es alimentar la inflación. ¿De donde sacan los recursos las empresas para aumentar los salarios? Como estos aumentos son aumentos de costos necesariamente tienen que trasladarse a los precios de lo que producen, dando lugar a la inflación por costos. Si en esta situación se mantiene constante la demanda agregada de la economía se produce recesión. Por esta razón, los gobiernos para impedirla generan políticas monetarias y fiscales expansivas para expandir la demanda, consiguiendo, de manera óptima, que no se produzca la recesión pero si aumentan la dinámica inflacionaria. En el caso del sector público, los gobiernos tienen dos opciones para financiar estos incrementos salariales, una es transferir recursos para financiar salarios en lugar de canalizar a la inversión pública; la otra, que hasta antes del año 1985 se utilizaban e Bolivia de manera rutinaria, son los créditos del Banco Central al gobierno, lo que la gente conoce como la maquinita de impresión de billetes.

La organización que agrupa a los trabajadores en Bolivia, la Central Obrera Bolivia (COB), parece que no sabe que en Bolivia el que es un asalariado es un privilegiado. Contar con salario mensual regular, atención de salud, derecho a la jubilación, desahucio, indemnización, etc., sólo es para una minoría, que no debe pasar, en el mejor de los casos, el 30 por ciento del total de la población económicamente activa. El resto de los trabajadores no tienen todo lo señalado, viven en el mundo de la economía informal, donde no rigen los salarios mínimos, ni los aumentos salariales dispuestos por el gobierno. Es gente valiosa que cada día se levanta con el albur: ¿Obtendrá ingresos hoy día para comer él y su familia?

AUMENTOS SALARIALES QUE BENEFICIAN A POCOS Y GENERAN DESEMPLEO

Todo aumento salarial que dispone el gobierno se efectiviza solo para un pequeño sector laboral del país, el resto no cuenta. Como la mano de obra no calificada es abundante en Bolivia los incrementos salariales políticamente determinados no cuajan. Hay mucha gente sin formación laboral que es lo explica por qué en Bolivia los salarios son bajos. La deficiente mano de obra boliviana, a todo nivel, desde los que tienen título universitario hasta los que no lo tienen, explica, entre otras razones, porque la inversión extrajera nunca llega a Bolivia para desarrollar el tan ansiado sector industrial. Por tanto, empresas poco competitivas que intentan trabajar en el mundo formal cuando se enfrentan a estas disposiciones gubernamentales salen de la formalidad para engrosar la informalidad, porque es la forma de evadir el incremento de costos. Sucede que si tendrían que aumentar salarios ya no serían competitivas en lo que producen, por lo que deberían cerrar el negocio. En esta situación empresarios y trabajadores coinciden en que su interés primario para unos es tener alguna ganancia y para los otros tener algún salario, no importa que fuese menor al que señalado por el gobierno, porque en verdad esta no es alternativa. La alternativa es quedarse sin trabajo y por tanto sin salario, es mejor ganar algo a no ganar nada. Lo peor es el salario cero.

Las políticas salariales en el mundo, hace rato, están impidiendo el funcionamiento racional y competitivo de los mercados del trabajo y generan el problema del desempleo. Los salarios mínimos explican el desempleo dominante entre la juventud porque al no tener experiencia laboral, en un mundo cada vez más exigente, dichos niveles salariales se ubican por encima de su productividad, por lo que los empresarios no están dispuestos a pagarlos. Lo grave es que, de esta manera, pierden la oportunidad de ser hábiles en algún trabajo, de formarse. Y estas políticas salariales expansivas alimentan la crónica inflación de precios.

LA COB DEFIENDE A LOS PRIVILEGIADOS ASALARIADOS EN DETRIMENTO DEL AUMENTO DEL EMPLEO FORMAL

Comportamiento crónico de la COB es la lucha por la “escala móvil de salarios”. Cada año presiona para que el gobierno tome la decisión del aumento general de salarios, por lo menos de acuerdo a la inflación, no la que abarca la canasta total de consumo que registra el Instituto Nacional de Estadística, sino aquella conformada por algunos rubros de alimentos que, por lo general, son los que más suben. Adicionalmente, de manera machacona, insisten en su eterna utopía: que el gobierno determine que todos los trabajadores deban ganar un monto que según ellos es la que financia una mínima canasta de consumo a la cual debe tener derecho todo trabajador. La idea es socialista, en verdad lo que se está sosteniendo es la idea que todos deben ganar igual. No hacen diferencia en productividad, para los dirigentes de la COB el trabajo que hace un piloto de avión es tan igual al que hace un mensajero en una oficina.

La COB cada año reajusta el monto necesario para financiar esta canasta de bienes. Para este año la han estimado en Bs. 8, 300 lo que equivale un ingreso anual en términos de dólares americanos de $us. 15,370 muy por encima del ingreso por habitante que se obtiene de dividir lo que Bolivia produce anualmente entre el número de habitantes. Esta aclaración quiere decir que la economía boliviana no produce los suficientes bienes como para atender esa exigencia salarial. Puede haber la demanda de bienes pero no hay la oferta. La COB cree que el salario que debe ganar todo trabajador es una decisión política, no económica, razón por la cual anualmente pierden el tiempo los representantes de los trabajadores con las autoridades de gobierno. Se podría calificar a estas tediosas e inútiles reuniones como “trabajo improductivo”.

SERIA UN INCREMENTO SALARIAL DESCABELLADO

Supongamos que en un arranque de “revolución socialista”, de “gobernar obedeciendo al pueblo”, el gobierno del Presidente Morales hiciese suya un substancial incremento salarial. Qué, mediante decreto supremo disponga que todos los trabajadores tengan el derecho de ganar el salario que propone la COB. El resultado sería el completo descalabro económico. Todos los precios se ajustarían hacia arriba de manera inmediata dejando el abierto el camino hacia una gran inflación.

La situación del empleo formal en el país es precaria, hace rato está estancado el empleo en el sector formal privado, el que crece es el del sector público. La información sobre remuneraciones que procesa el Instituto Nacional de Estadística tiene mucha demora y hay que tomarla con pinzas porque cuantifica mercados donde hay mucha dispersión, hay que tomarlas como meras referencias que ayudan a entender el tema, nada más. El salario mensual promedio nacional para el sector privado en las ciudades del eje central debe estar por el orden los 2,800 bolivianos, donde los obreros y los empleados que no tienen formación universitaria, deben estar ganando mensualmente en el rango de Bs. 1,000 a Bs. 2, 500. El total del empleo conformado por obreros y empleados (formales e informales) debe estar en el orden de un 48 por ciento del total de trabajadores del área urbana. Imagínense que estos abruptamente suban sus salarios hasta alcanzar los 8,300 bolivianos, se vendría un incremento del nivel de precios que habría que medirlo ya no en porcentaje sino en números de veces. La descontrolada inflación iniciaría su terrible camino, que los bolivianos la conocemos muy bien, porque fuimos el primer país en América en vivir en hiperinflación. Ya sabemos como es esto. Todo sube de precio, cae la producción, el empleo, aparece la escasez de todos los productos básicos y para todo se tiene que hacer cola. Muy poca gente sabe que la hiperinflación de los años 80 generó costos que muchos años más tarde se siguieron pagando. Fue un terrible flagelo, que los bolivianos no pueden volver a vivir. Y así sería si por cualquier motivo el gobierno del Presidente Morales quisiera ser generoso al decretar grandes incrementos salariales.

Lo óptimo en materia salarial es dejar que cada empresa maneje su propia política salarial, que construya su curva salarial, tarea por demás muy compleja. Cada empresa debería tener el derecho de ver a qué trabajadores debe pagarles más y a cuales no. Si así fuese las empresas pagarían más a aquellos trabajadores que son imprescindibles, que son de alta productividad. Como esto en Bolivia es soñar porque la tradición es la permanente intervención del estado en materia salarial, lo menos dañino sería que el gobierno determine un incremento a la masa salarial de cada empresa igual a la tasa de inflación del año 2010, medida por el Indice de Precios al Consumidor, que fue del 7.2 por ciento, para que cada empresa decida cómo distribuye dicho incremento entre sus trabajadores.

La Paz, abril de 2011

*Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

Jugar con el planeta


Joseph E. Stiglitz, Ph.D.

Premio Nobel de Economía 2001

Catedrático Universidad de Columbia

Las consecuencias del terremoto de Japón - especialmente la actual crisis en la central nuclear de Fukushima - traen recuerdos sombríos para los observadores de la crisis financiera estadounidense que precipitó la Gran Recesión. Ambos acontecimientos ofrecen duras lecciones sobre los riesgos y sobre lo mal que pueden manejarlos los mercados y las sociedades.

Naturalmente, en cierto sentido no hay comparación entre la tragedia provocada por el terremoto -que ha dejado más de 25.000 personas muertas o desaparecidas- y la crisis financiera, a la que no se puede atribuir un sufrimiento físico tan agudo. Pero cuando se trata de la fusión del reactor nuclear en Fukushima, los dos acontecimientos tienen algo en común.

Los expertos tanto de la industria nuclear como de las finanzas nos aseguraron que la nueva tecnología había eliminado prácticamente el riesgo de una catástrofe. Los hechos demostraron que estaban equivocados: no solo existían los riesgos, sino que sus consecuencias fueron tan grandes que eliminaron fácilmente todos los supuestos beneficios de los sistemas que los líderes de la industria promovían.

Antes de la Gran Recesión, los gurús económicos de EE UU desde el presidente de la Reserva Federal hasta los gigantes de las finanzas se jactaban de que habíamos aprendido a dominar los riesgos. Mediante instrumentos financieros innovadores, como los derivados y los credit default swaps (seguros contra el impago de la deuda), se había logrado distribuir el riesgo en toda la economía. Ahora sabemos que no solo engañaron al resto de la sociedad, sino que incluso se engañaron a ellos mismos.

Resultó que estos magos de las finanzas no entendieron las complejidades del riesgo, por no hablar de los peligros que plantean las "distribuciones de cola ancha", un término estadístico que se refiere a situaciones raras que tienen consecuencias enormes, y a las que a veces se llama "cisnes negros". Eventos que supuestamente suceden una vez en un siglo o incluso una vez en la vida del universo parecían ocurrir cada diez años. Peor aún, no solo se subestimó enormemente la frecuencia de estos acontecimientos, sino también el daño desmesurado que causarían -más o menos como las fusiones que siguen agobiando a la industria nuclear.

Las investigaciones económicas y psicológicas nos ayudan a entender por qué gestionamos tan mal estos riesgos. Tenemos pocas bases empíricas para juzgar los acontecimientos raros, por lo que es difícil hacer cálculos precisos. En tales circunstancias, no solo empezamos a pensar lo que queremos, sino que puede ser que tengamos pocos incentivos para pensar en absoluto. Por el contrario, cuando los demás cargan con los costes de los errores, los incentivos favorecen el autoengaño. Un sistema que socializa las pérdidas y privatiza las ganancias está condenado a gestionar mal el riesgo. En efecto, todo el sector financiero estaba plagado de problemas con las agencias y las externalidades. Las agencias de calificación tenían incentivos para dar buenas calificaciones a los títulos de alto riesgo que producían los bancos de inversión que les pagaban. Los creadores de las hipotecas no cargaban con las consecuencias de su irresponsabilidad, e incluso quienes se dedicaron a dar préstamos abusivos o crearon y comercializaron valores diseñados para perder, lo hicieron de manera que quedaron protegidos de acusaciones civiles y penales.

Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿están a punto de aparecer otros "cisnes negros"? Desafortunadamente, es probable que algunos de los riesgos realmente grandes a los que nos enfrentamos hoy día ni siquiera sean eventos raros. Lo bueno es que esos riesgos se pueden controlar con poco o ningún coste. Lo malo es que hay una fuerte oposición política para hacerlo, porque hay personas que se benefician del statu quo.

En los últimos años hemos visto dos de los grandes riesgos, pero hemos hecho poco para controlarlos. Según algunas personas, la forma en que se manejó la última crisis puede haber aumentado el riesgo de un colapso financiero en el futuro.

Los bancos demasiado grandes para quebrar y los mercados en los que participan saben ahora que pueden esperar rescates si tienen problemas. Como resultado de este riesgo moral, esos bancos pueden pedir créditos en condiciones favorables, lo que les da una ventaja competitiva que no se basa en un rendimiento superior, sino en la fuerza política. Si bien se han frenado algunos de los excesos que se cometían al asumir riesgos, los préstamos abusivos y las operaciones no reguladas de oscuros derivados extrabursátiles continúan. Las estructuras de incentivos que fomentan la toma de riesgos excesivos se mantienen prácticamente sin ningún cambio.

De la misma forma, mientras que Alemania ha cerrado sus reactores nucleares más viejos, en EE UU y otros lugares incluso las plantas que tienen los mismos defectos de diseño que la de Fukushima siguen operando. La existencia misma de la industria nuclear depende de subsidios públicos ocultos, los costes que paga la sociedad en caso de desastres nucleares, así como los costes de la eliminación de los residuos radiactivos que aún no se aborda. ¡Viva el capitalismo sin restricciones!

Para el planeta hay un riesgo adicional que, al igual que los otros dos, es casi una certeza: el calentamiento global y el cambio climático. Si hubiera otros planetas a los que pudiéramos irnos a bajo coste en el caso de que ocurriera el resultado casi seguro que prevén los científicos, se podría argumentar que se trata de un riesgo que vale la pena tomar. Pero no los hay, por lo que no lo es.

Los costes de reducir las emisiones palidecen en comparación con los posibles riesgos a que se enfrenta el mundo. Y eso se aplica incluso si descartamos la opción nuclear (cuyos costes siempre se subestimaron). Ciertamente, las industrias del carbón y del petróleo resultarían perjudicadas, y obviamente los países que son los grandes contaminadores como EE UU pagarían un precio más alto que los que tienen un estilo de vida menos derrochador.

A fin de cuentas, quienes apuestan en Las Vegas pierden más de lo que ganan. Como sociedad, estamos apostando -con nuestros grandes bancos, con nuestras instalaciones de energía nuclear, con nuestro planeta. Al igual que en Las Vegas, los pocos afortunados - los banqueros que ponen en peligro nuestra economía y los propietarios de las empresas de energía que ponen en riesgo nuestro planeta pueden ganar mucho dinero. Pero en promedio, y casi con seguridad, nosotros como sociedad, al igual que todos los jugadores, vamos a perder.

Por desgracia, esa es una lección que se desprende del desastre de Japón que seguimos ignorando por nuestra cuenta y riesgo.

domingo, 17 de abril de 2011

"Sagrada arrogancia" de Wolfango Montes

Hoy el blog gracioso ha decidido tomar rumbos diferentes. Haré una pausa para ocuparme de un tema un tanto diferente: La literatura. Junto a la economía y la música esta es otra de mis pasiones.

"Sagrada arrogancia" es una novela escrita por el sicólogo Wolfango Montes. Este autor se hizo famoso por "Jonas y la ballena rosada".

En la contra tapa se puede leer lo que quizás sea el resumen de la obra:

En un ambiente hipócrita, Ismael descubre la sordidez de un mundo aún más oscuro y mediocre que el suyo. Él es un antihéroe, como lo son otros personajes de Wolfango Montes, que encuentra en la escritura la manera de canalizar sus frustraciones y apuestas.
No es, definitivamente, una novela que nos hable del mundo ideal. De hecho, tiene la virtud de mostrar la hipócresia de una sociedad como la sucrense, pero que mutatis mutandi bien podría entenderse como cualquier lugar de Bolivia.

La trama central se desarrolla alrededor de Ismael, un muchacho que llega a la ciudad de Ch. con el oscuro objetivo de convertirse en abogado. En tal lugar se enamora de una muchacha llamada Mónica. Esta última pertenece a una familia con ínfulas aristocráticas. Empero, guarda un secreto que en cualquier lugar sería un detalle menor en los negocios del amor, pero que en Ch. adquiere proporciones dantescas. Ismael está casado, y para variar tiene una hija.

Huelga decir que tan pequeño detalle hará que las situaciones presentadas en el libro sean de lo más pintorescas.

Hay una en especial que me llamó la atención de la variedad que presenta el antihéroe:
"-Además, ese pobre de Pelayo es incapaz de enamorarse te digo. Es apenas la cáscara de un hombre. No sobra en su interior espacio para otro sentimiento, debes entender que él ama a mi tía, o por lo menos le teme mucho, que es peor que amor... De todos modos, no podemos negar la convicción religiosa de mi tía, existen sacerdotes que creen que ella es una iluminada.

Más iluminadas son mis bolas, pensé. En mi boca se agolpaban los argumentos para comprobar que estaba equivocado, pero me callé, no deseaba prolongar el debate."
Y así Montes va desmontando las ideas relacionadas a la aristocracia, que como se sabe se basan únicamente en las creencias de los ingenuos. De los que por ejemplo consideran que un apellido conforma el linaje o que existen rasgos predeterminados que establecen la superioridad de algunos grupos sobre otros.

Mientras disfrutaba de este hermoso libro me vino a la memoria un episodio que leí en algún lugar. Este se refería a la "conversación" del Inca con el Dios Inti (Sol). Cuenta la historia que éste era el único capaz de mirar a su padre y sostener conversaciones. El resto de los mortales no podía mirar de frente al sol porque inmediatamente sentía un ardor en los ojos.

Como se ve la forma de maniobrar a la gente es clara. De hecho, pocos pueden sostener la mirada al sol porque su brillo daña a los ojos. Y aún si uno toma la decisión de hacerlo el pequeño problema es que el sol es mudo. No dice absolutamente nada, como son todas las conversaciones con cualquier Dios. O si se quiere ver de otra forma a Dios se le puede hacer decir cualquier cosa.

Como en aquellas ocasiones en que George Busch tenía línea directa con el creador para consultarle el destino de la guerra.

"Sagrada arrogancia" está llena de estos guiños. Para los irreverentes este casi es un manual para entender el mundo y reírse de él.

miércoles, 13 de abril de 2011

Comparaciones grotescas

Impuestazo, así titula un editorial el periódico La Prensa (04/04/2011), para luego establecer una comparación entre la medida de Gonzalo Sánchez de Lozada (febrero de 2003) y el impuesto a los ingresos que fue motivo de debate en los últimos días.

Una idea equivocada que se intenta ubicar en el imaginario colectivo indica que se suben impuestos cada vez que existen problemas en las arcas públicas. Así se interpreta que un nuevo tributo estaría destinado a cubrir los ‘huecos fiscales’.

Para no caer en interpretaciones como la señalada es importante definir que los impuestos son los pagos realizados al Estado de acuerdo a ley, con el objetivo de satisfacer las necesidades comunes de todos los ciudadanos, como infraestructura, salud, educación, seguridad, etc.

No es condición necesaria que se tengan problemas para acudir al expediente tributario..... (
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