martes, 19 de abril de 2011

Inflación, salario y empleo

Armando Méndez Morales*

El alza sostenida y continua del conjunto de precios de una economía determinada, denominada nivel de precios, se define como la inflación de precios. La caída de la actividad económica o una fuerte desaceleración en su expansión durante un tiempo se califica como recesión económica. Ambos son graves problemas económicos.

La inflación es un mal económico porque distorsiona todo el mecanismo de precios, que es lo medular para el funcionamiento eficiente de una economía de mercado. Los precios permiten la asignación adecuada de los escasos recursos en una economía cualquiera porque informan sobre los grados de escasez de cualquier bien o servicio, así como también sobre las preferencias que tienen todo tipo de demandantes. Cuando los precios suben por efecto de la inflación la gente ya no sabe si esos incrementos son consecuencia de cambios reales en los mercados o consecuencia del alza generalizada de precios. Además, cuando hay inflación no todos los precios suben simultáneamente, unos se anticipan, otros se rezagan, con lo cual se producen distribución de ingresos y de riqueza sin justificativo económico real. Por esto se dice que la inflación distorsiona completamente la estructura de precios, lo que lleva a una asignación ineficiente de los escasos recursos de cualquier economía.

La recesión es otro mal económico porque una economía cualquiera genera una producción menor a la que está capacitada hacerla, lo que lleva al desempleo de la gente, la reducción del consumo y en general a la caída del bienestar económico.

DOS ENFERMEDADES ECONOMICAS

Inflación y recesión son dos enfermedades económicas que afectan a las economías del mundo. En los países desarrollados, el avance de la ciencia económica y de la política económica les permite mantener ambas a raya, son países con baja inflación, poca volátil y con una tasa del dos por ciento promedia anual. En los países subdesarrollados la tasa de inflación es mayor y es volátil. De igual manera, cuando llegan a los países avanzados periodos de recesión son de menor intensidad que en las economías que no lo son. Hoy está avanzando, otra vez, la inflación en todo el mundo.

Cuando estas dos enfermedades económicas se juntan, también se juntan los problemas. A este fenómeno se denomina “stangflacion”. Es la peor combinación.

Por lo general, la inflación es un fenómeno que se presenta en una economía cuando la demanda de bienes y servicios está por encima de la oferta disponible. Y esta situación, por lo general, se presenta porque hay demasiado dinero circulando en una economía, lo que explica por qué hay un aumento de la demanda de bienes y servicios en general. Hoy, en el mundo hay demasiado dinero. En esta situación el alza de los precios no es más que la forma de equilibrar los mercados. Ex -post los mercados siempre se equilibran, la demanda se iguala con la oferta, los mercados se vacían.

Pero también la inflación se produce/se agrava cuando se presentan “shocks de oferta”· Por cualquier razón que sea se pueden generar reducciones en la producción de ciertos bienes y servicios claves para el funcionamiento de la economía, como es el caso de los hidrocarburos, entonces se producen una reducción de la oferta en general, con lo que se produce un incremento de precios o un incremento de la tasa de expansión de los precios. También se produce este fenómeno cuando se produce incrementos salariales que no corresponden a incrementos de productividad de la economía, porque este comportamiento lo que hace es incrementar los costos de producción que tienen que trasladarse a precios. Los mayores salarios se traducen en mayores demandas de bienes de consumo cuando simultáneamente estos en lugar de aumentar disminuyen.

INFLACION DE COSTOS

Cuando la inflación esta siendo alimentado por los “shocks de oferta” se dice que se está frente a una “inflación de costos” que es peor que una “inflación de demanda”, porque cuando está presente la primera siempre viene la recesión económica, caída de la producción y con ello el desempleo.

Una práctica populista muy arraigada en Bolivia y que todos los gobiernos la practican, sean estos diabólicos neoliberales o angelicales socialistas, es la disposición gubernamental para que anualmente se incrementen los salarios, tanto en el sector público como en el privado. Para que la decisión populista tenga su cherry sobre la torta se dispone que estos incrementos favorezcan más a los que menos ganan en detrimento de los que ganan más, con lo que desincentiva el esfuerzo laboral y la preparación para el trabajo. ¿Para que formarse si todos van a ganar igual? Claramente es una medida socialista que los “neoliberales” también la hicieron suya cada año al determinar los aumentos salariales. Esta es también una de las razones por las que Bolivia eternamente viva en inflación.

Cuando los gobiernos deciden políticamente el incremento generalizado de salarios con la ingenua intención de mantener el poder de compra de los salarios y favorecer a los que ganan menos, lo que hacen es alimentar la inflación. ¿De donde sacan los recursos las empresas para aumentar los salarios? Como estos aumentos son aumentos de costos necesariamente tienen que trasladarse a los precios de lo que producen, dando lugar a la inflación por costos. Si en esta situación se mantiene constante la demanda agregada de la economía se produce recesión. Por esta razón, los gobiernos para impedirla generan políticas monetarias y fiscales expansivas para expandir la demanda, consiguiendo, de manera óptima, que no se produzca la recesión pero si aumentan la dinámica inflacionaria. En el caso del sector público, los gobiernos tienen dos opciones para financiar estos incrementos salariales, una es transferir recursos para financiar salarios en lugar de canalizar a la inversión pública; la otra, que hasta antes del año 1985 se utilizaban e Bolivia de manera rutinaria, son los créditos del Banco Central al gobierno, lo que la gente conoce como la maquinita de impresión de billetes.

La organización que agrupa a los trabajadores en Bolivia, la Central Obrera Bolivia (COB), parece que no sabe que en Bolivia el que es un asalariado es un privilegiado. Contar con salario mensual regular, atención de salud, derecho a la jubilación, desahucio, indemnización, etc., sólo es para una minoría, que no debe pasar, en el mejor de los casos, el 30 por ciento del total de la población económicamente activa. El resto de los trabajadores no tienen todo lo señalado, viven en el mundo de la economía informal, donde no rigen los salarios mínimos, ni los aumentos salariales dispuestos por el gobierno. Es gente valiosa que cada día se levanta con el albur: ¿Obtendrá ingresos hoy día para comer él y su familia?

AUMENTOS SALARIALES QUE BENEFICIAN A POCOS Y GENERAN DESEMPLEO

Todo aumento salarial que dispone el gobierno se efectiviza solo para un pequeño sector laboral del país, el resto no cuenta. Como la mano de obra no calificada es abundante en Bolivia los incrementos salariales políticamente determinados no cuajan. Hay mucha gente sin formación laboral que es lo explica por qué en Bolivia los salarios son bajos. La deficiente mano de obra boliviana, a todo nivel, desde los que tienen título universitario hasta los que no lo tienen, explica, entre otras razones, porque la inversión extrajera nunca llega a Bolivia para desarrollar el tan ansiado sector industrial. Por tanto, empresas poco competitivas que intentan trabajar en el mundo formal cuando se enfrentan a estas disposiciones gubernamentales salen de la formalidad para engrosar la informalidad, porque es la forma de evadir el incremento de costos. Sucede que si tendrían que aumentar salarios ya no serían competitivas en lo que producen, por lo que deberían cerrar el negocio. En esta situación empresarios y trabajadores coinciden en que su interés primario para unos es tener alguna ganancia y para los otros tener algún salario, no importa que fuese menor al que señalado por el gobierno, porque en verdad esta no es alternativa. La alternativa es quedarse sin trabajo y por tanto sin salario, es mejor ganar algo a no ganar nada. Lo peor es el salario cero.

Las políticas salariales en el mundo, hace rato, están impidiendo el funcionamiento racional y competitivo de los mercados del trabajo y generan el problema del desempleo. Los salarios mínimos explican el desempleo dominante entre la juventud porque al no tener experiencia laboral, en un mundo cada vez más exigente, dichos niveles salariales se ubican por encima de su productividad, por lo que los empresarios no están dispuestos a pagarlos. Lo grave es que, de esta manera, pierden la oportunidad de ser hábiles en algún trabajo, de formarse. Y estas políticas salariales expansivas alimentan la crónica inflación de precios.

LA COB DEFIENDE A LOS PRIVILEGIADOS ASALARIADOS EN DETRIMENTO DEL AUMENTO DEL EMPLEO FORMAL

Comportamiento crónico de la COB es la lucha por la “escala móvil de salarios”. Cada año presiona para que el gobierno tome la decisión del aumento general de salarios, por lo menos de acuerdo a la inflación, no la que abarca la canasta total de consumo que registra el Instituto Nacional de Estadística, sino aquella conformada por algunos rubros de alimentos que, por lo general, son los que más suben. Adicionalmente, de manera machacona, insisten en su eterna utopía: que el gobierno determine que todos los trabajadores deban ganar un monto que según ellos es la que financia una mínima canasta de consumo a la cual debe tener derecho todo trabajador. La idea es socialista, en verdad lo que se está sosteniendo es la idea que todos deben ganar igual. No hacen diferencia en productividad, para los dirigentes de la COB el trabajo que hace un piloto de avión es tan igual al que hace un mensajero en una oficina.

La COB cada año reajusta el monto necesario para financiar esta canasta de bienes. Para este año la han estimado en Bs. 8, 300 lo que equivale un ingreso anual en términos de dólares americanos de $us. 15,370 muy por encima del ingreso por habitante que se obtiene de dividir lo que Bolivia produce anualmente entre el número de habitantes. Esta aclaración quiere decir que la economía boliviana no produce los suficientes bienes como para atender esa exigencia salarial. Puede haber la demanda de bienes pero no hay la oferta. La COB cree que el salario que debe ganar todo trabajador es una decisión política, no económica, razón por la cual anualmente pierden el tiempo los representantes de los trabajadores con las autoridades de gobierno. Se podría calificar a estas tediosas e inútiles reuniones como “trabajo improductivo”.

SERIA UN INCREMENTO SALARIAL DESCABELLADO

Supongamos que en un arranque de “revolución socialista”, de “gobernar obedeciendo al pueblo”, el gobierno del Presidente Morales hiciese suya un substancial incremento salarial. Qué, mediante decreto supremo disponga que todos los trabajadores tengan el derecho de ganar el salario que propone la COB. El resultado sería el completo descalabro económico. Todos los precios se ajustarían hacia arriba de manera inmediata dejando el abierto el camino hacia una gran inflación.

La situación del empleo formal en el país es precaria, hace rato está estancado el empleo en el sector formal privado, el que crece es el del sector público. La información sobre remuneraciones que procesa el Instituto Nacional de Estadística tiene mucha demora y hay que tomarla con pinzas porque cuantifica mercados donde hay mucha dispersión, hay que tomarlas como meras referencias que ayudan a entender el tema, nada más. El salario mensual promedio nacional para el sector privado en las ciudades del eje central debe estar por el orden los 2,800 bolivianos, donde los obreros y los empleados que no tienen formación universitaria, deben estar ganando mensualmente en el rango de Bs. 1,000 a Bs. 2, 500. El total del empleo conformado por obreros y empleados (formales e informales) debe estar en el orden de un 48 por ciento del total de trabajadores del área urbana. Imagínense que estos abruptamente suban sus salarios hasta alcanzar los 8,300 bolivianos, se vendría un incremento del nivel de precios que habría que medirlo ya no en porcentaje sino en números de veces. La descontrolada inflación iniciaría su terrible camino, que los bolivianos la conocemos muy bien, porque fuimos el primer país en América en vivir en hiperinflación. Ya sabemos como es esto. Todo sube de precio, cae la producción, el empleo, aparece la escasez de todos los productos básicos y para todo se tiene que hacer cola. Muy poca gente sabe que la hiperinflación de los años 80 generó costos que muchos años más tarde se siguieron pagando. Fue un terrible flagelo, que los bolivianos no pueden volver a vivir. Y así sería si por cualquier motivo el gobierno del Presidente Morales quisiera ser generoso al decretar grandes incrementos salariales.

Lo óptimo en materia salarial es dejar que cada empresa maneje su propia política salarial, que construya su curva salarial, tarea por demás muy compleja. Cada empresa debería tener el derecho de ver a qué trabajadores debe pagarles más y a cuales no. Si así fuese las empresas pagarían más a aquellos trabajadores que son imprescindibles, que son de alta productividad. Como esto en Bolivia es soñar porque la tradición es la permanente intervención del estado en materia salarial, lo menos dañino sería que el gobierno determine un incremento a la masa salarial de cada empresa igual a la tasa de inflación del año 2010, medida por el Indice de Precios al Consumidor, que fue del 7.2 por ciento, para que cada empresa decida cómo distribuye dicho incremento entre sus trabajadores.

La Paz, abril de 2011

*Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

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