domingo, 9 de agosto de 2009

Entre la whipala y la bandera del orgullo gay

Cada uno busca ser propietario de la verdad. Así las cosas se presentan como la única interpretación posible. Lo cierto es que sólo alcanzamos a presentar cuestiones parciales e incompletas de una realidad que es escurridiza, inasible, que se rie de las interpretaciones serias y dichas con tanta pompa. Así ocurre con la whipala que, casualmente, tiene colores parecidos a la bandera del orgullo gay. La cuestión no radica tanto en pensar que por esta razón debe vilipendiarse a la bandera, pues eso ocultaría una homofobia terrible en estos tiempos. En todo caso, implica buscar, más bien, la apelación a la diversidad de ambos simbolos. Uno como reivindicación de los pueblos indigenas y otro como la diversidad sexual en pleno. De hecho, también tienen en común que se trata de dos grupos segregados. En tal sentido izar la whipala corresponde a liberarnos de nuestros complejos. Dicha libertad, por supuesto, también implica no hacerlo, pues a lado de la tricolor y la whipala, sería ideal poner la flor del patuju. Para estar completos.

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